¡Viva Morelos!, la segunda etapa del proceso independentista



El fin de la primera etapa

Si bien se puede considerar una bajeza decapitar las cabezas de Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama y José Mariano Jiménez (ese no lo conocías pero fue también un importante insurgente), más tumultuoso a la moral fue el colgarlas en las esquinas de la Alhóndiga de granaditas, sitio que previamente había sido tomado exitosamente (y muy violentamente) por los insurgentes y sus tropas de mestizos e indígenas. Todo esto apenas en 1811 a un año de iniciado el conflicto armado. Que recordemos: fue autonomista más que independentista. 



Jose María Morelos y Pavón se convertiría en el máximo insurgente, nació el 30 de septiembre de 1785, en Valladolid lugar que fue re-bautizado como Morelia en honor a él.




Las misiones de José María Morelos 

Que problemón para el movimiento liberador el haber perdido a sus principales líderes, sin embargo no todo estaba perdido, el cura José María Morelos y Pavón (el cual sale en el de $200 junto a Hidalgo y en el de $50) seguía con vida. Morelos no había seguido a Hidalgo, sino que por orden de este último, había sido encargado de la zona sur de la Nueva España. Miguel Hidalgo y José María Morelos se conocieron en Charo, actual municipio de Michoacán. En dicho lugar, el 20 de octubre, Morelos expresó la decisión de unirse a la causa independentista a Hidalgo y le manifestó su deseo de seguirlo. Hidalgo en lugar de aceptarlo en sus filas le comisionó dos misiones: una era levantar tropas en la zona sur, y otra, la más importante: tomar el puerto de Acapulco, puerto donde arribaba la Nao de China con todo el comercio originado en Asia. 

Ahora si bien muchos insurgentes deseaban la autonomía, nos referimos al poder gobernarse pero sin dejar de pertenecer al Imperio Español, y no la independencia, o sea cortar te tajo con la conexión con España, Morelos al igual que Hidalgo sí manifestaban el deseo independentista en su totalidad. Podríamos decir que Morelos se convirtió en el brazo derecho de Hidalgo para apoderarse del sur. General de los ejércitos americanos para la conquista y nuevo gobierno de las provincias del sur, con autoridad bastante fue el título dado por Miguel Hidalgo a Morelos. Sí, un poco raro, pero ten en cuenta que el padre de la patria se hizo llamar a si mismo su alteza serenísima. 

Crecimiento de las tropas

Desde su nombramiento por Miguel Hidalgo, Morelos se demostró firme y convencido por el movimiento independentista, dispuesto a entregar su vida por la causa. Abandonó su titulo como sacerdote en pro de la liberación de la Nueva España. Conforme cruzaba por distintitos poblados al sur de México convenció a muchos campesinos, obreros y demás pobladores a unírsele. Los hermanos Galeana, Nicolás Bravo, Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria, Mariano Matamoros fueron algunos destacados insurgentes que siguieron el llamado de Morelos.   

Aunque Morelos avanzaba con victorias en el campo de batalla, fracasó en el primer cometido de tomar el puerto de Acapulco en 1811. Lo cierto es que los insurgentes del sur al mando de Morelos recolectaron varias victorias. Era José María Morelos la pesadilla del virrey y del general realista Félix María Calleja. La toma de Oaxaca, de los alrededores de Acapulco, de Orizaba en Veracruz, así como el sitio de Cuautla (hoy Morelos) desde donde comandaba los futuros ataques fueron grandes victorias del insurgente de la pañoleta en la cabeza. Incluso, aunque previamente había fracasado, en 1813 logró sitiar el puerto de Acapulco, importante victoria que sin embargo solo duró un año para que los realistas volvieran a tomarlo.  

Morelos, un insurgente diferente

Era común que las tropas insurgentes, a veces se volvieran un poco dementes y después de haber ganado saquearan la ciudad e incluso mataran algunos peninsulares o realistas que ya se habían rendido; violaciones y abusos parecía una forma de celebración entre las tropas liberales conformada por mestizos e indígenas. Una característica importante de María Morelos es que este impedía dichas conductas incluso castigándolas, le dio orden y disciplina a su ejercito para que dejara de parecer una bola de personas haciendo desastres a nombre de la venganza como lo parecían algunas tropas seguidoras del cura Hidalgo. 

También, como una evidencia de la búsqueda total de una independencia, Morelos, acuñó una moneda nueva distinta a los reales de plata y oro que se usaban con la corona española. Estas monedas estaba hechas de cobre y aunque no valían nada sí representaban una promesa de una pago en el futuro, cuando la Independencia se consumara. Esto demuestra también el orden total que el movimiento insurgente tomó al estar Morelos en el mando.  

La búsqueda  de un gobierno

Aunque la victoria sobre el ejercito realista y la expulsión del gobierno español estaba aún lejana, lo cierto es que durante el proceso independentista se buscó instalar un gobierno en el cual se pusieran en práctica las ideologías liberales de dicho movimiento. Ignacio López Rayón, otro importante insurgente que combatió en la parte de Michoacán, estaba tan convencido como Morelos de la necesidad de instaurar un gobierno en el cual se vieran reflejados los deseos de la independencia. Fue en Zitácuaro, Michoacán mientras esta era sitiada por los Insurgentes que se nombró una junta llamada la Junta de Zitácuaro, en esta se buscaba darle forma gubernamental al movimiento independentista, incluso administrar los territorios conquistados por los líderes insurgentes, esto a partir de promulgar una constitución. Sin embargo dicha junta no prosperó mucho, pues los realista retomaron Zitácuaro. Sin embargo quedó una semilla sembrada que revelaba la necesidad de irle dando forma de gobierno independiente de España.      

Congreso de Anáhuac 

La junta de Zitácuaro fue un antecedente de el Congreso de Anáhuac, también conocido como Congreso de Chilpancingo. Este congreso buscaba ejercer la soberanía de la nación, declarando en un acta la independencia de la América Septentrional o América Mexicana, que abarcaba todo lo que era la Nueva España, después llamada como México. Dicho acto le expresaba al mundo que la Nueva España decidía por los movimientos tanto bélicos como legales independizarse de la opresión española. Este congreso fue convocado en 1813 por José María Morelos en Chilpancingo, donde participaron representantes de los estados tomados por los insurgentes en calidad de diputados. Todos estos firmaron el acta, en la cual se abolió la esclavitud, se repartieron grandes pedazos de tierra conocidos como latifundios y se establecieron derechos sin distinción de castas. Además se nombró a la religión católica como la única. Fue en este congreso en el cual a ronca voz Morelos leyó la carta conocida como Los Sentimientos de la Nación en la cual expresa la necesidad de independencia, la división de poderes, el culto a la fe católica, la igualdad sin importar las castas, la erradicación de la pobreza, el fin del sistema monárquico por uno liberal, etcétera. Eran los "Sentimientos de la Nación" la manifestación escrita que expresaba el deseo de libertad sin el yugo español para regirse bajo sus propias leyes con igualdad (una igualdad que no existía durante el virreinato). Estas ideologías inspiradas en la Revolución francesa y en la Independencia de Estados Unidos, terminaron redactadas un año después en la Constitución de Apatzingán en 1814. Considerada la primera constitución de México.

Fue en este Congreso de Chilpancingo donde vemos otra gran diferencia del generalísimo Morelos, mientras Miguel Hidalgo se hizo llamar a si mismo Su alteza serenísima cuando era el máximo insurgente. Cuando los congregados querían llamarlo como antes se hizo llamar Hidalgo, José María Morelos y Pavón se negó y se autoproclamo a si mismo Siervo de la Nación.  


El 22 de octubre de 1814 se firma la primer ley suprema de México, es decir su constitución. En ella se recogían los "Sentimientos de la Nación" y el "Acta de Independencia de la América Mexicana". Este fue un grandioso avance en la búsqueda de una nación independiente de forma legal. 


El fin de Morelos, del Congreso, de la Constitución, el aparente fin de todo

Es esta pate uno de los episodios más duros y tristes de la historia de la Independencia, incluso de la Historia Mexicana. Si bien hemos descubierto y sino nos atrevemos a este tipo de confesiones; Morelos fue un insurgente como ningún otro. Ciertamente aunque era un hombre de carne y hueso como cualquier otro, sus ideales y su devoción a la libertad de su nación eran insuperables. Las hazañas que logró con sus conquistas, con el haber formado un ejército disciplinado y honorable, su visión de instaurar un gobierno con justicia, coloca al Siervo de la Nación como el más grande de los insurgentes. Pero como dijimos, Morelos era un hombre al fin y al cabo mortal como cualquiera. Su más grande don termino siendo la razón de su derrota. María Morelos era un persona muy arraigada a la fe católica, era esta fe el motivo por el cual entregaba su vida a la búsqueda de justicia, arraigado a sus creencias religiosas fue una de sus principales características.

En 1815, Morelos fue capturado por el ejército realista. Después de esto fue apresado. Ante la ley imperante de la Nueva España, el insurgente había cometido traición, el castigo de esta era algo natural que caería sobre el caudillo. Sin embargo, la Iglesia también fungió como inquisidora sobre él. El gobierno daría castigo a su cuerpo fusilándolo, la Iglesia a su alma excomulgándolo y condenándolo al infierno, fue esta última condena la que realmente torturaba el pensamiento de Morelos, morir para él no era problema, pero ir al infierno era algo que no podía permitirse. Quizá a algunos nos parezca extraño a hasta tonto que esto preocupara al máximo insurgente, pero sus convicciones eran claras y respetables. Chantajeado por la Iglesia católica, y con la promesa de no excomulgarlo, Morelos delató información importante sobre puntos estratégicos del movimiento insurgente, para después ser fusilado y enterrado.

Con la muerte de Morelos el movimiento independentista pierde muchísima fuerza, de igual forma el Congreso se disuelve y con esta disolución la Constitución de Apatzingán de 1814 desaparece. Fue un golpe casi súbito para la causa independentista. Importantes insurgentes seguían vivos, pero por los pronto solo les quedaba recular. Para los que no saben que significa recular, esto quiere decir echarse para atrás, y eso hicieron. Al final al movimiento insurgente solo le quedaba resistir y esperar la llegada de un milagro.              

    

Con la ejecución de Morelos el 22 de diciembre de 1815 termina la segunda etapa del proceso independentista. 




Breve biografía histórica de José María Morelos y Pavón,
por el canal Clío. 



        

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